Breve relato
-Igor, no puedo dar mi aprobación a este informe.
-Señor, si me permite, el riesgo es altísimo. Nuestras pruebas en el reactor revelan fallos estructurales y de funcionamiento que podrían poner en peligro la central y las ciudades cercanas.
-Igor, le repito, no puedo ni voy a dar mi aprobación a ese informe.
No puede ser, no puede ser, pensaba Igor. Llevaba mas de 20 horas seguidas trabajando. Había cambiado ya dos veces el informe, había maquillado ya todo lo posible los datos que no eran críticos. Llevaba 5 días sin salir de la central, sin ver a su esposa. Su matrimonio iba cada vez peor por culpa de su trabajo. Había hecho todo en su mano, pero no parecía ser suficiente. Hizo un último intento.
-Señor, ruego disculpe mi insistencia, pero la situación es crítica. La probabilidad de fallo es altísima y las consecuencias gravísimas. Si podemos detener el reactor y repararlo, en unos días volvería a entrar en funcionamiento.
-Igor, voy a pasar por alto esta falta, pero mi última palabra ya está dada. Interrumpir el funcionamiento del reactor supondría dejar a millones de personas sin electricidad. Yo estoy encargado de que esta central produzca la energía suficiente y, si se interrumpiese, ya sabe que la cárcel nos espera. Un equipo especial viene desde de Moscú para reparar el reactor mientras funciona esta misma tarde. Nosotros supervisaremos la reparación. Todo ira bien, ya lo vera. Y no iremos a la cárcel.
-No, moriremos. Y con nosotros cientos de personas, penso Igor. Pero en su confusión solo se le ocurrió a decir "De acuerdo señor, destruiré este informe".
No lo podía creer. La rígida jerarquía soviética y el estúpido orgullo patrio estaban condenando a la muerte a cientos de personas para nada. Pensó en huir, pero no era posible. La seguridad de la central ira impenetrable.
Se sentó en la silla de su despacho y una idea surgió en su cabeza. Quizás no podía evitar su destino, pero podía salvar a su esposa. Su matrimonio no iba muy bien e Igor lo atribuía al trabajo que venía desarrollando en las últimas semanas en la central. Pero si la avisaba, ella podría huir y escapar del destino.
Llamó a su casa
-Diga?
-Elena?
Una voz masculina respondió al teléfono, sorprendiendo a Igor. ¿Quien sería y que hacía en su casa a estas horas de la mañana?¿Se habría equivocado al llamar?
-Si, si, ahora se la paso, contestó la voz, entre risas. Parecía estar un poco borracho.
Igor ató cabos rápidamente. Las llamadas extrañas, las visitas a una tía lejana de la que antes no había oído hablar...
-Igor, soy Elena. No es lo que parece, te lo puedo explicar.
-¿Elena, quien esta ahí contigo?
-Es un amigo de mi tía, ya sabes la que vino hace poco a la ciudad.Por cierto, ¿que querías Igor?
Lo que faltaba. Su mujer lo engañaba, su jefe lo condenaba a una decisión estúpida. Su mundo se venía abajo.
Pero en unas décimas de segundo maquinó su venganza.
-Nada cariño, nada. Simplemente que esta noche tampoco podré ir a casa. No me esperes a cenar.
Luis
PS: este relato no es mío. La idea la he cogido de uno que oí hace bastante tiempo en la radio. Y con lo que recordaba y lo que se me ha ocurrido lo he completado
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