Wednesday, February 28, 2007

En recuerdo de los balcanes

Suena en los altavoces del ordenador "Ederlezi" del genio Goran Bregovic. Suenan las agudas voces femeninas cantando el estribillo que tan familiar me resulta ya aunque no entienda lo que quiere decir:

Sa o Roma, babo, babo
Sa o Roma, o daje
Sa o Roma, babo, babo
Ej, Ederlezi
Sa o Roma, daje

Se agolpan los recuerdos en la mente. Recuerdos de bailes, excursiones y viajes por aquella parte tan atormentada de Europa que son los Balcanes.
Me veo allí, en el Valle del Soca, en una noche tan oscura que se distinguía la Via Láctea con toda claridad, tras haber descendido el río primero en balsa de rafting y al final nadando. Recuerdo las aguas azul turquesa y las descomunales montañas que flanquean el profundo valle a ambos lados. Recuerdo a los eslovenos bailando alrededor del fuego.

Cambia de canción el Winamp. Ahora suena Sank Rock, concretamente su canción "Hvala va zse". Justo una de esas canciones que tocaron en el concierto de Koper, en la costa eslovena hará ya cerca de 4 años. Koper, Sank Rock, aquellas juergas nocturnas que acababan en la playa.
Y Piran.
Piran, asentada sobre un entrante en el mar, protegida su retaguardia por una muralla construida sobre las faldas de una colina.
Piran, pueblo al que hay que ir andando. Merece la pena dejar el coche en las afueras y subir la colina andando.
Porque la primera vista de Piran ha de ser esta:

Vuelve el Winamp a cambiar la canción y el estilo: Siddharta nos transporta, a través de los golpes de batería de "Eboran" a las carreteras croatas. Recuerdos del road trip desde Zagreb hasta las impresionantes murallas de Dubrovnik, pasando por la catedral (blanca, blanquísima) de Sibenik y el agradable puerto de Zadar.
La avería del coche. Las 4 horas esperando al repuesto en la cuneta del autopista, justo el día del Pilar, mientras comíamos guisantes y sopa directamente de las latas calentadas en el hornillo, cual indigentes.

Sigue Siddharta con sus descargas de rock en "Mr Q".
El salvaje valle de Bohinj. La cara norte del Triglav, 1500 m. de muralla vertical hasta el punto más alto de los Balcanes. El museo de Kobarid sobre las batallas de la primera guerra mundial en las faldas del monte Krn, justo antes de ascender dicho monte al día siguiente. Alés, aquel medio esloveno-medio polaco cazando y friendo saltamontes. Y haciéndonos probarlos, claro.
Y enseñandonos las técnicas básicas de escalada.

Hemos vuelto al Norte, a Eslovenia. Remamos en canoa por el lago de Bled, rumbo a la única isla de todo el país. ¿La única isla en un lago y no en el mar? Pues sí, esta es:


El Winamp nos sorprende otra vez con Bregovic.
"Mesecina moonlight" nos traslada a las colinas de Fruska Gora. Noche de fiesta en una cabaña perdida en el bosque. Aromas especiados que recuerdan más a Oriente que a Occidente. Corre el Rakija, el licor típico de allí y el licor aquel de frutos del bosque de sabor dulzón y cuyo nombre ahora no me viene a la cabeza.
Al fondo se divisa Novi Sad, su impresionante fortaleza de Petrovaradin. Los recuerdos del puente bombardeado por la OTAN en el 99. El Danubio, que no es azul, pero en el cual nos bañamos igualmente.

Se acaba la lista de canciones con "Kalashnikov". Es hora de regresar al cuarto de mi casa y dejar de vagar con la imaginación por aquellos caminos que un día pisé, aquellas aguas en las que nadé y aquellas carreteras que recorrí.
Pero volveré, ya creo que volveré. Es demasiada la atracción de aquellas tierras como para pasarla por alto.

Luis

PS: este es el primer artículo de una nueva categoría: Diarios de viaje. Pero no quería iniciarlo con una introducción así. Queda mejor como está.

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