¿Te vienes de viaje conmigo?
¿Quieres recorrer Alemania? Ver Berlin, con sus recuerdos del muro y la guerra fría, la imponente cúpula del Reichstag, la puerta de Brandeburgo, el Checkpoint Charlie y los restos del muro. Ver los rascacielos de la impresionante ciudad moderna de Frankfurt, la no menos impresionante Catedral de Colonia, disfrutar de la Oktoberfest en Munich o caminar por la Selva Negra.
¿O Polonia? La elegante y coqueta Cracovia, las minas de sal, la triste visita a Auschwitz, la ciudad costera de Gdansk, el corazón de los Montes Tatra (Zakopane).
¿Y porque no Islandia? Nadaremos en el Blue Lagoon, veremos el sol de medianoche en Reykjavik, la cascada de Gulfoss, Thingvellir (donde se separan las placas tectónicas de Europa y América), caminaremos por el glaciar Vatnajokull, veremos los Icebergs de Jokulsarlon o la bella ciudad de Akureyri.
¿porque no volvemos a Irlanda? A recorrer la Isla de Aran con la bici, a perdernos por los remotos parajes de la Connemara o Malin Beg, pasaremos el One Man´s pass en los acantilados de Slieve League, veremos el sol ponerse en los Cliffs de Moher, beberemos Guiness meintras escuchamos Whisky in the jar en un pub de Dublin. Recordaremos el Bloody Sunday en Derry o visitaremos las enigmáticas columnas basálticas de la Calzada de los Gigantes.
¿o a Escocia? subiremos a las islas Orcadas, visitaremos el lejano noroeste, nos maravillaremos de la belleza del Loch Torridon desde lo alto del Ben Alligin. Veremos la ciudad de piedra de Edinburgo, los puentes de acero sobre el Forth, disfrutaremos de la noche de Glasgow, maldeciremos a los mosquitos midgets en la isla de Skye.
¿Y si volvemos a los balcanes? Podremos volver a la alegre y bulliciosa Ljubljana, veremos la bellísima Sarajevo después de la guerra, el puente de Mostar. Haremos un rodeo para ver los edificios modernistas de Subotica o el desarrollo de Novi Sad desde las colinas de Fruska Gora.
Bajaremos hasta Dubrovnik viendo las miles de cataratas de Plitvice. Contemplaremos Eslovenia desde lo alto del Triglav o del monte Krn. Incluso podemos hacer una pequeña incursión en Hungría y ver la monumental Budapest y volver a nadar junto a los cisnes del Lago Balaton.
¿Porque no nos vamos a Holanda y Bélgica? Rodaremos sobre la bici por campos de tulipanes, disfrutaremos del ambiente de Amsterdam, los canales de Rotterdam o la ciudad de película que es Brujas. Quizá podamos ver también Amberes y Bruselas. Y al bajar hacia España podemos hacer parada en Paris, recorrer su barrio latino, subir a la Torre Eiffel, pasear por los Campos Eliseos, contemplar a los artistas de Montmartre, entrar en la Place de Vendome o pasear por el barrio judío.
Y si queremos quedarnos más cerca exploraremos el valle de Bujaruelo, o subiremos al Monte Perdido en Ordesa, o cruzaremos por Aguas Tuertas desde Hecho a Candanchú, o visitaremos pueblos perdidos en Gistaín.
Hay una palabra alemana que define perfectamente esto: wanderlust.
Luis