Wednesday, October 25, 2006

Paraísos Naturales (1- Ibón de Plan)


Situado a unos 2000 metros de altura, el Ibón de Plan o Balsa de la Mora es uno de esos lugares semidesconocidos del Pirineo, sin tanta fama como los valles de Ordesa o Benasque, pero que en belleza e interés no tiene mucho que envidiarles.

Se llega a el por la carretera que de Aínsa nos lleva hacia la frontera francesa, desviándonos hacia la derecha unos 25 kms después de Aínsa, a la entrada del Valle de Plan o Gistaín. Nos encontramos ahora en uno de los valles más salvajes del Pirineo, medio despoblado y con malas carreteras y accesos. La vida en invierno ha de ser muy dura aquí pero por el contrario la tranquilidad que se respira aquí es incomparable. Pueblecitos como Serveto o Gistaín, con sus casas antiguas de piedra, sus vacas por las calles y sus huertos bien cuidados bien merecen una visita.

Pero el objetivo de nuestra excursión son los 1000 metros de desnivel que separán el aparcamiento, al que se llega tras un desfiladero espectacular y un tramo de pista que pondrán a prueba nuestra pericia y los amortiguadores del coche. Aparcamos, nos preparamos y caminamos unos 20 minutos pegados a un embalse por un terreno llano que sirve para calentar las piernas...

... Porque lo que viene a continuación son prácticamente tres horas de esfuerzo continuado, en un camino bastante bueno, nunca excesivamente inclinado, pero que no da tregua (mas que las dos veces que nos paramos junto al cruce de sendos barrancos). Afortunadamente el bosque nos protege del sol hasta prácticamente llegar al Ibón. Cuando llevamos unas dos horas subiendo, el sendero hace un quiebro para atravesar una pedrera. Es la única zona de claros y el valle nos regala esta hermosa vista

Allí al fondo tenemos los macizos de Posets y Machimala, abajo el valle y frente a nosotros toda la ladera recubierta de bosque en plena efervescencia primaveral. Una gozada para la vista... y los pulmones, que agradecen algo de aire antes de afrontar el repecho final, una media hora donde el camino se empina hasta hacernos pensar en si apoyar las manos en algún momento. Finalmente el bosque se abre en una pradera, el sendero pierde inclinación y tras cruzarla llegamos al Ibón, cerrado al sur por el macizo de Cotiella.

Comemos con tranquilidad y tras improvisar un sitio pa echar la siesta a base de mochila, jersey y chubasquero bajamos al aparcamiento. Por la tarde aprovecharemos para visitar Serveto y montar la tienda con tranquilidad en el camping del valle. El rato de la cena es de los que más me gustan, apenas hay gente en el camping, sopla viento fresco y la escasa luz hace que podamos ver cientos de estrellas en el cielo. Antes de ir a dormir compartimos una agradable charla en el bar con los dueños del camping que se acaba alargando hasta las y pico de la madrugada. Menos mal que al día siguiente no tenemos plan de madrugar....

...o eso parece, porque a las 8 me despierto rodeado de ruidos de cencerros. "Bah, estarán pasando las vacas por la carretera que hay al lado del camping". Pues no, tras unos 10 minutos decido salir de la tienda y me encuentro con que las vacas se han metido en el camping y estan pastando entre las tiendas y los coches. Parece ser que se le han escapado al pastor de uno de los pueblos vecinos. La escena es graciosa cuando me imagino a una vaca casi asomando la cabeza por dentro de la tienda, pero por otro lado... con tanto ruido no hay quien duerma. Espantamos un poquillo a las vacas que estabán más cerca y al rato aparece el pastor con el perro y las recoge. Vaya forma de despertar!

En fin, una buena manera de recargar las pilas un fin de semana y volver a Zaragoza habiendo respirado aire puro.

Luis

1 comment:

mitsui said...

Qué bonito!