On the same streets that we did
Hace poco he terminado de leer uno de los libros que me llegaron recientemente en un pedido que hice a Amazon: Balkan Ghosts (Fantasmas de los balcanes), escrito por Robert Kaplan.
Los que venís leyendo el blog de vez en cuando os habréis dado cuenta en artículos como este
de que los balcanes es una tierra que me fascina y a la que siempre tengo ganas de volver (la visite tres años seguidos, 2003, 2004 y 2005).
Una primera tentativa de conocer algo más acerca de la historia de esta parte tan atormentada de Europa la hice cuando lei The Bridge on the Drina, libro altamente recomendado y que Nano y yo compramos en una librería de Belgrado a sugerencia de la vendedora.
Ahora, graciás a la promoción de Amazon he podido conocer algunas de las claves que ayudan a entender la historia de este territorio tan golpeado por la guerra y la pobreza hasta hace tan poco y que todavía hoy es motivo de disputas acerca de la soberanía de Kosovo.
Y es que, basta con echar un vistazo atrás y ver como el imperio austro-húngaro, el otomano, la expansión de pequeños estados como Bulgaria, Wallachia o Serbia a lo largo de los años, la invasión nazi que tantas simpatías provocó entre los ustachas croatas y los legionarios rumanos, el dominio de la URSS e incluso las ancestrales reclamaciones de la Grecia moderna sobre la actual Macedonia, aderezado todo ello por el choque de culturas occidente-oriente y el de religiones islam-catolicismo-cristianismo ortodoxo forman un cóctel explosivo que hasta bien entrados los 90 no se ha acabado de pacificar (esperemos que para siempre).
Recuerdo ahora aquellas calles y plazas de Timisoara por las que caminábamos buscando un resguardo de la lluvia hace dos veranos y me viene a la cabeza que son las mismas en las que nació la revolución que derrocó a Ceaucescu. O que el puente que destruyo la Otan en Novi Sad en el 99 todavía no había sido reconstruido en el 2005. O que los campos minados que rodeaban las carreteras de Zadar habían sido escenario de sangrientos incidentes apenas 12 años atrás.
O que el motivo porque en Novi Sad o Subotica (por cierto, preciosa ciudad de arquitectura modernista) los carteles estaban escritos en caracteres latinos mientras que apenas 100 kms mas al sur y en el mismo país, en Belgrado, los carteles estaban escritos en cirílico (lo cual hace que el plano de la ciudad que te han dado en latinos se vuelva inservible) era que las ciudades de la Vojvodina (norte de Serbia) se enorgullecen de su pasado austro-hungaro mientras que las del sur abominan de el.
De los libros se aprende mucho y, desde luego, este es uno del que recomiendo encarecidamente su lectura.
Luis
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